“El tiempo puso las
cosas en su sitio”
El Golf es, en realidad, el Lima
Golf Club, un inmenso parque de 49 hectáreas donde la clase alta limeña
practica el deporte que hizo millonario a Tiger Woods. A solo 15 minutos del
centro, en San Isidro, el Lima Golf Club es, además, el espacio ideal para
hacer footing y escapar por unos minutos del caótico tráfico de la capital del
Perú. Un trazo de la naturaleza que aclara una ciudad gris. Frente a El Golf
vive, por ejemplo, Gisela Valcárcel,
una de las conductoras de televisión más
famosas del país. Ella sale a correr por el Golf, aunque cada vez menos, por
temor a los paparazzi. Pero en el Golf no solo te puedes encontrar
celebridades. En su última etapa como entrenador en el Perú, Sampaoli dedicaba
algunas horas de su vida a mantener su mejor estado físico corriendo.
Futbolista, jubilado muy joven por una fractura de tibia y peroné, el hombre
más ilustre de Casilda una localidad del sur de la Provincia de Santa Fe,
República Argentina. Es la cabecera del Departamento Caseros. Se encuentra a 56
km de Rosario y a 208 km de la Ciudad de Santa Fe. Se ubica a la vera de la
Ruta Nacional 33. Es la Capital Provincial de la Miel. Sabía que el
entrenamiento diario no es una sugerencia sino, más bien, una obligación. Muchas
personas que viven por los alrededores recuerdan
haberlo visto más de una vez trotando
por el Golf con sus headphones. “No sé sabía si estaba concentrado en su trote o en lo que
estaba escuchando. Pero parecía hipnotizado”, Pasaba sin mirar a nadie y nadie
lo miraba tampoco”. Claro. Ese Sampaoli no era este Sampaoli actual. Podía
pasar tan desapercibido como un árbol. Así es. Se trataba de un entrenador aún
sin renombre y más bien, con muchas ‘chapas’, que son los sobrenombres con que
se bautiza a ciertos personajes. Apenas llegó, y por su pasado pobre sin
palmares como entrenador, le clavaron el típico “parrillero argentino”. Al
Aurich de Chiclayo llegó con la chapa de
‘Zurdo’, pero por el tamaño los hinchas
del Ciclón equipo lo llamaban,
cariñosamente, ‘Zurdito’, por otro lado para enriquecer este comentario, al
equipo chiclayano lo trajo el presidente del club en ese entonces Juan José
Salazar, con un sueldo de 1000 dólares ya que el presupuesto del Aurich en
aquel entonces era paupérrimo, luego de 8 partidos jugados y solo un
triunfo renunció en solidaridad con el
presidente del club que también había renunciado.
Ya en el Boys, un diario local le dio el
nombre con el que se iría del país. “El Bocón” le puso ‘Hombrecito’. Claro diminutivo para
resumir lo que el medio, sentía por él en ese entonces: un entrenador no solo
de baja estatura y solo hecho para equipos chicos. Pero todavía era el 2003. Difícil
que, con audífonos y gorra, alguien lo reconozca en el Golf. Sampaoli dirigía
al Sport Boys, el cuarto equipo en la pirámide del fervor popular en ese
entonces en nuestro país–detrás de la ‘U’, Alianza Lima y Cristal–, por lo que
su presencia todavía podía pasar inadvertida. Alguien muy cercano a él podía reconocerlo, pero no siempre el hincha
común. Así que hacer footing podía distraerlo de mundo. “Es verdad. Una de las
cosas que nunca deja de hacer Jorge es salir a correr un poco por la ciudad.. Y
aun así da la sensación de que corre y está pensando en algo que tenga que ver
con el fútbol”. Así lo recuerda Óscar Balbuena, agente de futbolistas y uno de
los mejores amigos de Sampaoli en nuestro país. Fue él, por ejemplo, quién lo
presentó con el que sería “uno de los mejores directivos” con los que trabajó
en el Perú, el cineasta Francisco Lombardi. Balbuena recuerda que Sampaoli
vivía en un departamento muy cerca del Golf, a pocas cuadras de la avenida
Javier Prado, en San Isidro. Y aunque nunca salió a hacer footing con él en
Lima, cree firmemente que en ese walkman no había solo música. Lima fue la
ciudad que confirmó en Sampaoli lo que era el Bielsismo para él: su religión. Y
Marcelo Bielsa, el gurú. En ese walkman la música la cantaba un solista. “Tengo
todas las conferencias grabadas que ha dado Marcelo. Y cada tanto las vuelvo a
escuchar”, dice Sampaoli. ¿Qué podía estar escuchando Jorge? Los workaholics
encuentran satisfacción en el trabajo, del que no pueden despegarse jamás.
Es como un antojo para la mamá
embarazada: algo absolutamente natural. “Corría como hipnotizado”, Es fácil
predecir que Sampaoli no solo tenía música de La Vela Puerca, Andrés Calamaro o
la Bersuit –sus bandas favoritas– a todo volumen en los audífonos. ¿No es ideal
acaso escuchar al maestro en la soledad de un trote? “A Jorge lo apasionaba
escuchar a Marcelo Bielsa”. Para el argentino, Bielsa era como dios: alguien que no
puedes ver pero sí oír. Escucharlo era renovar su fe. El fútbol peruano todavía
lo miraba con distancia, pero Sampaoli aún creía en tiempos mejores. Era el año
2003, seis meses fundamentales en el Boys del Callao. El año en el que la gente
dejó de pensar que solo era un argentino loco. Cuando el fútbol fallaba,
Sampaoli se iba al Golf. Cogía su walkman y listo. Ahí tenía todo lo necesario
para ser feliz. Desde entonces, el Lima Golf Club ha pasado a ser el lugar
donde corría Jorge Sampaoli. Y como suele pasar con los héroes que nos entrega
la televisión, a todos les gustaría haberlo visto alguna vez.. En el Callao.
Para encontrar a Jorge Sampaoli había que preguntar dónde estaban los bomberos.
Pasada la experiencia de 8 partidos con Juan Aurich, Sampaoli se fue a su país.
Pero mantuvo el contacto con Mandriotti. Pese a dejar último en la tabla al
Aurich, en Lima algo se hablaba sobre el ‘Hombrecito’. Ese algo eran puras
burlas. “¿Va a volver al Perú? ¿Qué, acaso somos un albergue?”, se preguntaba
una columna muy leída en un diario importante. Sampaoli tenía que empezar de
cero. Convencer. Si Kiko Mandriotti era
chalaco, y en el cuadro porteño necesitaban entrenador, ¿por qué no podía tener
una oportunidad el amigo rosarino? La tuvo. Y apenas dos meses después de su
renuncia al Aurich, volvió al Perú. La vida le prendía de nuevo una vela. Pero
el camino era demasiado oscuro. En Boys tampoco había dinero ni comodidad. la
cifra pedida para entrenar al Boys fue 2.500 dólares. Él y sus ayudantes. Era
el cuerpo técnico peor pagado del campeonato peruano –otra vez- cuando regresó
al Perú a dirigir al primer campeón de la división profesional, el histórico
cuadro rosado. Tras repartir ese monto, Sampaoli no tenía ni siquiera para
pagar un cuarto con baño privado. Hasta en eso el profe aprendió a ser peruano,
expertos en el arte de la multiplicación de los billetes. “Cuando lo conocí en
el Boys me sorprendió la cantidad de cintas de VHS que llevaba en el maletín.
La poca plata que tenía se la gastaba en eso”, ha recordado alguna vez Alfredo
Carmona, uno de los buenos futbolistas con los que se encontró en su segunda
aventura peruana, el Boys. Era la segunda chance para soñar y podía ser la
última. Y Sampaoli era un obsesivo. Fueron meses difíciles esos de mediados del
2002. Con esa paga, no pudo para traer a la familia. Analía su esposa , y sus hijos Sabrina y
Alejandro, la familia en dejada Casilda, ellos sobrevivían con el sueldo que aún recibía por la
licencia pedida en el Registro Civil de Molinos. Los dólares de Lima no
alcanzaban. Un dirigente del Sport Boys le propuso una primera alternativa:
vivir en la Compañía de Bomberos N°34 de La Punta, en el Callao, mejor conocida
como La Bomba. se dice que en el primer puerto corre la historia de que
Sampaoli dormía en una de las literas de la Compañía, pero que por el
movimiento nocturno solía caminar hasta un parque cercano a jugar fulbito con
los adolescentes de la zona. “El profe les hablaba de fútbol a los muchachos”,
recuerda Omar Zegarra, un ex jugador en ese equipo. “Era su manera de conocer a
la gente chalaca.
Años después, Sampaoli diría que
en el Perú es hincha del Boys. Hace un mes volvimos al Callao, por la
definición de la Copa del Inca, e hicimos una encuesta rápida sobre Jorge
Sampaoli. “Mi papá me ha dicho que ‘Sampa’ va a volver alguna vez”, me dijo un
muchacho de 17 años. Es de la Juventud Rosada, la barra brava del Boys. Lo decía
como si pidiera un milagro de navidad.
Boys ya no está en Primera y pelea por no volver a su liga de origen. Con
Sampaoli hicieron su última gran campaña. Partidazos. Y que regrese algún día
sería como si volviera dios. Otra de las anécdotas de Sampaoli fue en el Año
2007. Jorge Soto entró furioso a la oficina donde dos de los directivos más
poderosos de Cristal conversaban sobre los planes con el equipo. Casi tiró la
puerta. No respiraba, bufaba. Habían pasado dos semanas de los primeros
trabajos de Jorge Sampaoli en el Rímac y el jugador celeste con más goles en la
historia del club (157) no aguantó el ritmo de trabajo impuesto por el
‘Hombrecito’. el tono con que se refería el ‘Camello’ no era el que uno usa
para los elogios. Al contrario. “Yo no voy a permitir que a estas alturas de mi
carrera me pidan hacer cosas que ya hice a los 20”, se escuchó en la mesa
directiva . Soto había llegado a ganar 30 mil dólares mensuales y era el
jugador más caro del fútbol peruano. Y desde que salió subcampeón de la
Libertadores en 1997, su palabra era ley. Sampaoli había llegado a Cristal
luego de su paso por Bolognesi amparado por dos directivos claves en el
organigrama: Diego Rebagliati y Carlos Benavides. Obvio, también Pancho
Lombardi, con notable influencia en cada decisión que toma la Corporación
Backus S.A., dueña del club. Venía a cumplir un viejo proyecto conversado con
el cineasta, un Bielsista, de la primera época que había encontrado en Jorge
casi un doble. A él le entregó la misión de construir un equipo de jerarquía
internacional, sostenida por la economía poderosa de la institución, acaso la
mejor del país. A los más jóvenes pudo convencer de hacer hasta tres turnos de
entrenamientos y concentración rígida. A los más grandes como Soto, no. Esa
tarde del 2007, Soto rompió relaciones con Sampaoli, aunque el argentino
todavía no lo sabía. Cuando hubo que ser diplomático, el ‘Camello’ Soto habló:
“Es un buen técnico, pero reconozco que me hacía correr”. En mayo de ese año,
Sampaoli se fue de Cristal derrotado en su fuero más íntimo: no pudo convencer.
Además otro golpe, lo había atravesado cual lanza artera desde el torso al dorso,
su relación con su esposa, Analía
Sampaolense, termino totalmente antes durante su estadía en el Bolognesi de Tacna
su matrimonio, ya había comenzado el deterioro. Fue entonces que le escribió la
famosa carta a Bielsa, en la que le pedía perdón “por no haber defendido el
estilo”. Dirigió 17 partidos, ganó solo 4, empató 6 y perdió 7. “Fue un gran
fracaso”, diría el entrenador después. Pero estar en un lugar donde no te
quieren es, más bien, una victoria personal. Es la libertad. También una
lección. En 2010, solo días después de estar instalado en la Universidad de
Chile borró a Rafael Olarra, líder natural del vestuario azul. Ya le había
pasado una vez. El estudioso Sampaoli ya
no se iba a equivocar con el mismo problema. Los números le dieron la razón. Cinco
años después de ese episodio con el ‘Camello’, Jorge Sampaoli clasificó al
Mundial de Brasil 2014 con Chile. Jorge Soto se retiró del fútbol y hoy
administra una Cebichería en Miraflores. Nunca fue a una Copa del Mundo. Asi es la vida
“El tiempo puso las cosas en su sitio”.
DATOS ADICIONALES
Jorge Luis Sampaoli Moya (Casilda, Provincia de Santa Fe, Argentina, 13 de marzo de 1960) es un entrenador de fútbol argentino. Actualmente dirige a la selección chilena, con la que clasificó al Mundial de Fútbol de 2014.Se ha consolidado como entrenador de nivel internacional con éxitos como con Emelec conseguir ser el Mejor equipo del mes del mundo en junio de 2010 según la IFFHS,2 así como con Universidad de Chile obtener cuatro títulos consecutivos, el Torneo de Apertura 2011, Clausura 2011, Apertura 2012, y la Copa Sudamericana 2011 (de forma invicta).Actualmente con la selección chilena esta clasificado a los octavos de final de la Copa Mundial de Fútbol de 2014.(WIKIPEDIA)
Totalmente joven JORGE LUIS SAMPAOLI MOYA |
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